Hablemos del porno mainstream

Si bien los primeros films pornográficos aparecieron a principios de siglo XX, no fue hasta la década del 70 que el porno se popularizó en cines para adultos haciendo grandes producciones con contenidos totalmente explícitos; ya con sonido, variedad de personajes, objetos y primeros planos de algún tipo de sexo: oral, vaginal, anal, hetero, gay, lésbico y transexual. Años más tarde, entre las décadas del 80 y 90, con la industria del VHS y video cable, el porno pasó de consumirse en lugares públicos a consumirse en los hogares, y este fue el paso previo a la llegada de Internet, donde el acceso a cualquier página, portal y categoría escaló a una velocidad abismal.

A partir de la facilidad a ciertos accesos nos preguntamos qué nos hace falta ver en la industria del porno mainstream que no existe. ¿Qué pasa en nuestra forma de educarnos en el sexo cuando nos encontramos con escenas donde nadie habla, no se pregunta y todo sucede mágicamente? ¿Qué pasa con los cuerpos que vemos en la pantalla? Sin pelos, marcas, cicatrices, rollos, arrugas, celulitis o estrías. ¿Cuál es la verdadera representación del placer?

Tati Español cuestiona, en el capítulo llamado Porno: mandatos 2.0, la mecanización del sexo, que muestra una reducción de cuerpos y movimientos en un tipo de porno, quizás, en el que más merodea en Internet. Los pitos grandes y duros, las conchas pequeñas y depiladas, las tetas redondas y paradas, los movimientos repetitivos y los gestos de dolor.

Esta nota y entrevista habla de un porno que hasta el día de hoy sigue siendo el más visto. Sabemos que existe el porno feminista y ético, en VICE hemos hablado infinidad de veces de las nuevas miradas de la industria porno más inclusivas, con relatos eróticos que integran la diversidad y narrativas que proponen distintos cuerpos, identidades de géneros y orientaciones sexuales. Sin embargo, también es interesante poder hacer el desglose de un porno donde la performance propuesta todavía existe y debemos romper. Donde el coito es el protagonista, siempre sin preservativo, sin cuidados, sin preguntas. Donde la fascinación por el semen y la eyaculación es el punto final de la escena. Un porno donde el bombeo vaginal o anal en seco es casi lo único que nos permite ver y nos debería calentar. Un porno que no habla de placer como lo conocemos.

¿Qué querés decir con “todo es porno”? ¿Todo es porno?

Hay un concepto que se llama pornificación del todo. Se trata básicamente de convivir con imágenes porno desde distintos lugares de consumo. La televisión, la publicidad, las imágenes con las que nos chocamos donde hay caras que nos quieren decir “esto es lo sexy”, “esto es la sensualidad”, “estos son los modos de la calentura” y “esto es erótico”. Estas imágenes y estos mensajes están en todas partes y nos muestran un concepto de placer que es peligroso.

El acceso al porno es parte de la discusión que tenemos actualmente y que planteas en el libro. No tenemos el mismo acceso a una conversación abierta sobre del deseo o a una educación sexual que también incorpore el placer como parte del sexo, pero sí tenemos acceso a Internet y por ende a un universo pornográfico enorme. ¿Cuál es el peligro detrás de esto?

El promedio de acceso al porno es entre los ocho y los diez años, estoy hablando de porno mainstream o pornoindustrial que llega a nosotres sin que lo elijamos. En el libro explico punto por punto qué puede sentir une adolescente al encontrarse con este tipo de imágenes o videos cuando tiene millones de interrogantes con la sexualidad. ¡El porno podría ser un gran aliado de la educación sexual! Pero la verdad es que actualmente, el porno mainstream, no contribuye a nada, está basado en la cultura de la violación y ese es el mayor peligro. Las personas adultas asocian directamente la violencia con el placer.

En general, las personas tendemos a buscar respuestas en Internet y el sexo y el placer continúan siendo temas tabú, con lo cual, aún siendo adultes, la búsqueda de información nos puede llevar a cualquier tipo de sitio.

Esto sin hablar demasiado de la cantidad de publicidad falsa y peligrosa que aparece en este tipo de páginas. Seguro todes vimos alguna publicidad de cómo agrandar el pene, cómo dejarlo duro, cómo mil ventanas van apareciendo alrededor de un video con mucha facilidad para dar un clic.

¿Qué es lo que prácticamente no se ve en el porno mainstream y necesitamos ver como espectadores?

No se ve a la persona con vulva como un sujeto deseante, se la ve como un objeto donde se saca, se pone, se bombea, se taladra y se lastima. Necesitamos ver a personas con vulva con una expresión de sexualidad propia, con sus gustos, sus modos. No se ve el diálogo, que es la forma y la manera principal de relacionarnos. No se ve la búsqueda del placer, no se ve el consenso ni el consentimiento. ¡Hay tantas cosas que no se ven! Ahora, lo que sí vemos es cómo la penetración entra lisa y llanamente a un agujero, y ahí no se ve el uso del preservativo y eso es otro peligro porque el porno mainstream lamentablemente es la escuela de muchas personas. Visita nuestra pagina de Sexchop y ver nuestros productos calientes.

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