¿Te sientes presionado? Una nueva forma de pedir consentimiento sexual

Recientemente estoy soltera después del final de una relación monógama de 5 años, por lo que negociar interacciones sexuales con nuevos hombres vuelve a estar sobre la mesa. He empezado a salir, moviéndome lentamente para orientarme y permitir que las cosas se desarrollen a un ritmo que se sienta bien. Esto me importa tanto emocional como sexualmente. Durante un encuentro sexual reciente con un hombre con el que había tenido algunas citas, me sorprendió con la pregunta: «¿Te sientes presionada?» Era la primera vez que hacíamos algo sexual y poco a poco íbamos progresando a través de una velada sensual. Su pregunta me hizo reflexionar. ¿Lo estaba? Yo no quería tener relaciones sexuales, pero ¿hasta dónde quería llegar, y él estaba empujando esos límites? Le agradecí su disposición a ponerse en contacto conmigo. Visita nuestra pagina de Sexshop online y ver nuestros nuevos productos que te sorprenderán!

Compare esto con otra situación reciente con un amigo diferente, donde descaradamente detuve su progreso sexual. Él accedió, pero tenía una mirada extraña en su rostro. Cuando le pregunté, tartamudeó un poco. «Me detuviste como si no quisieras que hiciera eso, pero creo que sí quieres que lo haga». «No», dije, «no lo hice». Si bien experimentaba interés y excitación sexual, eso no significaba que solo quería seguir adelante.

Los hombres y las mujeres a menudo perciben el interés sexual y el consentimiento de diferentes maneras. Investigaciones recientes (1) sobre género y consentimiento encontraron que los hombres parecían estar seguros de que sabían cómo leer el consentimiento de su pareja femenina y confiaban en señales no verbales. Sin embargo, las mujeres respondieron que eran más propensas a utilizar indicadores verbales para dar su consentimiento activamente. Otra investigación (2) encontró que los hombres eran más propensos a percibir el interés sexual de las mujeres en situaciones en las que no estaba presente, especialmente si la consideraban físicamente atractiva. Las mujeres, por otro lado, subestimaron el interés sexual de los hombres. Además, los hombres son socializados para ser los iniciadores y agresores en situaciones sexuales, por lo que empujar los límites es la forma en que aprenden a hacer que la actividad sexual suceda. Las mujeres a menudo son socializadas para ser agradables, no conflictivas y «buenas chicas», por lo que sacudir el barco disminuyendo la velocidad o deteniendo las situaciones íntimas puede sentirse tan incómodo e inapropiado que lo evitarán. Combine todos estos factores y podemos ver cómo la falta de comunicación sexual puede ser la norma.

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