Para mí, el trabajo sexual ha sido mi camino hacia el sueño americano

Para algunas, el trabajo sexual es un medio para un fin, una forma de ganarse la vida en una economía que las ha traicionado.

Para algunas, el trabajo sexual es una aventura, un momento de empoderamiento o un momento extraño en su vida que les enseñó algo sobre sí mismas, para bien o para mal.

Para algunas, el trabajo sexual es un trabajo que no eligieron; un trabajo que esa circunstancia o alguien les obliga a hacer.

Para mí, el trabajo sexual ha sido mi camino hacia el sueño americano, una forma de mantener a mi familia, ser dueña de mi propio negocio y abrirme camino hacia la estabilidad financiera a largo plazo.

Pero para todos, el trabajo sexual es trabajo. Es el trabajo. Ya sea que las personas sean explotadas o empoderadas mientras lo hacen, el trabajo que hacen es un trabajo real.

Sin embargo, en Estados Unidos, el trabajo sexual está penalizado. Las trabajadoras sexuales viven con miedo al encarcelamiento, al acoso y a la agresión policial, junto con un estigma paralizante que se manifiesta tanto en el sector público como en el privado.

Las trabajadoras sexuales pueden ser desalojadas de sus hogares, despedidas de otros trabajos e incluso les pueden quitar a sus hijos, simplemente por su participación en la industria del sexo, independientemente de cómo o por qué entraron en ella.

Las trabajadoras sexuales también se enfrentan a la violencia dentro de la industria. La violación, la trata y el asesinato no deben ser riesgos laborales. Mientras el trabajo esté penalizado, atraerá a los delincuentes. Actualmente, en los Estados Unidos, las trabajadoras sexuales no pueden comunicarse con las fuerzas del orden sin temor a ser encarceladas. Si el intercambio de sexo por dinero entre dos adultos que consienten no fuera ilegal, entonces las fuerzas del orden podrían centrar su tiempo y recursos en erradicar los delitos violentos dentro de la industria.
Recientemente, las organizaciones de derechos humanos y de salud pública se han pronunciado a favor de la despenalización del trabajo sexual, basándose en investigaciones que indican que será un paso fundamental para reducir las infecciones por el VIH en todo el mundo y hará posible que las trabajadoras sexuales se conviertan en aliadas en la lucha contra la trata. Amnistía Internacional, la Organización Mundial de la Salud, Human Rights Watch y la Comisión Global sobre el VIH y el Derecho de la ONU respaldan ahora la despenalización del trabajo sexual. No se trata de una cuestión moral; Es una cuestión de salud y seguridad pública. La despenalización del trabajo sexual es un paso clave hacia la erradicación del VIH y el tráfico sexual infantil en todo el mundo.

Las trabajadoras sexuales son parte de este país. Muchos de nosotros vivimos en secreto por miedo a enfrentarnos al estigma asociado a nuestra profesión, pero seguimos siendo parte de este país. Puede que pienses que no conoces a ninguna trabajadora sexual, pero probablemente sí. Estamos en todas partes. Somos sus maestras, sus madres, sus hermanas, sus vecinas y sus amigas. Nuestro trabajo es un trabajo real, y merecemos los mismos derechos que usted.

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