Hoy quería compartir algo un poco más personal que mi tarifa habitual. Esta es la historia de cómo pasé de ser un novio enamorado a un hombre con la misión de proponerle matrimonio a mi ahora esposa, Antia. Pero, esta no es solo una historia de amor; Es un vistazo detrás de la cortina a lo que sucede en el corazón y la mente de un hombre cuando se está enamorando seriamente de ti.
Encontrar a «la persona indicada»
Nuestra historia comienza en la soleada Waikiki, donde Antia y yo nos cruzamos por primera vez en un grupo de Meetup de superación personal espiritual. Tres meses después, ambos nos habíamos mudado al Área de la Bahía de San Francisco desde Hawái, todavía en la fase de luna de miel de nuestra relación. A pesar de vivir en diferentes ciudades dentro de la Bahía, Antia hacía la caminata para verme aproximadamente una vez a la semana. Estas visitas fueron nuestras pequeñas burbujas de felicidad, un momento para explorar nuestra conexión y profundizar nuestro vínculo.
La realización
Un día, mientras estábamos descansando en mi apartamento, me di cuenta de algo profundo. Antia estaba sentada en mi cama, y hablábamos de todo y de nada, como hacen las parejas. Fue en ese momento, en medio de lo mundano, que sentí esta verdad innegable burbujear dentro de mí: no podía imaginar un futuro sin ella. No era solo un deseo de tenerla en mi vida; Era una incapacidad para imaginar mi vida de otra manera. Tenía que estar en mi futuro. Esta comprensión fue tan fuerte, tan convincente, que se convirtió en la base de mi decisión de proponerle matrimonio. Visita nuestra pagina de Sexshop online y ver nuestros nuevos productos que te sorprenderán!
No podía imaginar un futuro sin ella.
La búsqueda del anillo
Decidir proponer matrimonio es una cosa; Averiguar la logística es otra bestia completamente diferente. ¿Primero en la agenda? El anillo. ¿Cómo se elige un anillo? ¿De qué tamaño? ¿Qué estilo? No tenía ni idea. Así que, en un movimiento ingenuo, le pregunté a Antia su talla de anillo con el pretexto de entablar conversación. Suave, ¿verdad? A pesar de mi sutileza (o falta de ella), compartía su tamaño sin entrometerse más, aunque más tarde me enteré de que estaba llena de anticipación y curiosidad, compartiendo sus sospechas con sus amigas.
Vivir con el secreto
Con su talla de anillo en la mano, me embarqué en la misión de encontrar el anillo perfecto. Una vez asegurado, el anillo se convirtió en mi compañero constante cada vez que salía con Antia, escondido en mi bolsillo, esperando el momento adecuado. Este período fue una mezcla de emoción y nervios, un momento en el que cada salida con Antia podría convertirse en el momento de la propuesta. Era un baile secreto, en el que yo era el coreógrafo y el bailarín principal, esperando ansiosamente a que la música me indicara.
Elegir el escenario perfecto
El momento perfecto finalmente se presentó inesperadamente. Estábamos disfrutando de un domingo juntos, paseando por el Golden Gate Park, seguido de la decisión de almorzar algo de comida tailandesa. Mientras estábamos sentados allí, terminando nuestra comida, algo dentro de mí susurró: «Esto es todo». El ambiente informal, el día ordinario, todo se sentía bien. No se trataba de grandes gestos o de una sincronización perfecta; Se trataba de la autenticidad del momento.
Hacer la pregunta
Así que, después del almuerzo, aproveché el momento. Sin preámbulo, sin un gran discurso, simplemente me arrodillé y le pregunté: «Antia, ¿te casarías conmigo?» Su reacción no tuvo precio: conmoción, incredulidad y luego pura alegría. A pesar de nuestra reciente discusión (que más tarde admitió que le hizo pensar que una propuesta estaba fuera de la mesa), este momento trascendió las pequeñas disputas. Fue un testimonio del hecho de que:
Cuando un hombre te ama de verdad, los desacuerdos menores no influyen en sus sentimientos más profundos ni en su compromiso.
Superar juntos los miedos
Nuestra historia no terminó con la propuesta; Era solo el comienzo. Mientras planeábamos nuestra boda, decidimos incluir un voto único: «Con este anillo, te libero». Esto encapsula nuestra creencia de que el matrimonio no debe ser una jaula, sino un espacio donde ambos miembros de la pareja son más libres, más ellos mismos, de lo que podrían ser solos. Se trataba de enmarcar el compromiso como una expansión de la libertad, no como una restricción de la misma.
Los signos del amor profundo
Entonces, ¿qué puedes aprender de mi viaje hacia la propuesta? Busca las señales de un hombre que esté profundamente enamorado de ti. Él querrá saber más sobre ti, no como una mera formalidad, sino como un paso hacia un futuro juntos. Priorizará el avance de la relación, incluso si hay baches en el camino. Él compartirá sus miedos y te animará a compartir los tuyos, creando una base de confianza y apertura. Y, en última instancia, te verá como una parte esencial de su futuro, alguien que mejora su vida en todos los sentidos.